Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
Concertino-Director: Eric Crambes
Un año más la Universidad de Sevilla celebra un encuentro musical que de forma simbólica viene a significar la apertura de un nuevo curso académico, al tiempo que sirve de introducción a una intensa actividad cultural que se desarrollará a lo largo de estos próximos meses en diferentes sedes de la Universidad de Sevilla.
La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla será la encargada de interpretar un programa con obras de dos de las figuras más destacadas de la Historia de la Música, como son W. A. Mozart y R. Strauss. La orquesta será dirigida en esta ocasión por el concertino Eric Crambes y el espacio escogido para la celebración de este concierto será nuevamente el magnífico auditorio de la ETS de Ingeniería el jueves día 11 de octubre en el Auditorio de la ETS de Ingeniería.
Programa
R. Strauss – Serenata, op.7 en Mi bemos mayor para Instrumentos de Viento.
W.A. Mozart – Sinfonía Concertante K.364 en Mi bemol mayor para Violín, Viola y Orquesta
R. Strauss – Metamorfosis para 23 instrumentos de cuerda
Breves notas al programa
Richard Strauss (1864-1949), nacido en Múnich, es uno de los más importantes compositores alemanes de finales del siglo XIX y primera mitad del XX. Autor de 16 óperas, algunas muy famosas (Ariadna en Naxos, El caballero de la rosa, La mujer sin sombra, Salomé…), de célebres poemas sinfónicos (Don Juan, Así habló Zaratustra, Una vida de héroe…), etc., fue, igualmente, uno de los mejores directores de orquesta de su tiempo. En este concierto escucharemos dos obras suyas. En primer lugar, la Serenata en Mi bemol mayor para 13 instrumentos de viento, Op.7, composición juvenil (el autor tenía sólo 17 años) que tiene un agradable encanto, con influencias de Félix Mendelssohn (1809-1847) en su melodía, y con una acertada utilización de los 13 instrumentos de viento (2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 1 contrafagot y 4 trompas). Duración aprox.: 10 min.
Antes de oír la segunda obra de R. Strauss, se interpretará la Sinfonía concertante en Mi bemol mayor, K 364. “K” es la inicial de Köchel, musicólogo que catalogó numéricamente toda la producción del inmenso Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), uno de los mayores músicos de la Historia de la Música (y eso que vivió sólo 35 años). Con unos 33 min de duración, fue escrita en 1779 para violín y viola solistas, con acompañamiento de 2 violines, 2 violas, 1 violonchelo, 1 contrabajo, 2
oboes y 2 trompas (es, por tanto, lo que se llama una “obra concertante”: un solista o más, acompañados de una orquesta, aunque sea reducida, como en este caso). Consta de tres movimientos: 1.- Allegro maestoso. 2.- Andantino. 3.- Presto. El primero es majestuoso; el segundo doliente¸el tercero gozoso. Y el conjunto es magistral, inolvidable.
La otra obra de Richard Strauss, que cierra el programa, es Metamorfosis, para orquesta de cuerdas (esta vez más numerosa: 10 violines, 5 violas, 5 violonchelos y 3 contrabajos: 23 instrumentos en total).
Simplemente subtitulada “Estudio para veintitrés cuerdas solistas” es la última página orquestal del compositor, compuesta en un mes, del 13 de marzo al 12 de abril de 1945. Sin duda, se trata del fruto musical supremo de su autor. De carácter fúnebre (como un Requiem por las víctimas de la Segunda Guerra Mundial), con una duración de 26 a 28 min, se presenta como un largo Adagio, profundo e instrospectivo, como un desgarrador lamento en torno a un tema que nos parece familiar, pero que solo se descubre al final (el segundo elemento de la primera frase de la Marcha fúnebre de la Sinfonía nº 3, “Heroica”, de Beethov, más o menos, 1 hora y 10 minutos, que nos servirá de alegría y de consuelo a los oyentes (que buena falta hace, en estos duros tiempos).