FRUTOS DE LA PASIÓN – Del 16 de enero al 15 de febrero
Selección de obras de la colección de Arte Contemporáneo Fundación Fundomar
Selección de obras y diseño de la exposición,
Rafael Ortiz
Una colección nunca es suficiente. Tiene que poder medirse, relacionarse y diferenciarse de otras, porque una colección de arte está siempre en permanente revisión. La colección de arte dela Fundación Fundomarsalta ahora al ruedo público cumpliendo con estas responsabilidades básicas. Muestra ahora una selección de las obras que la componen, la primera cosecha de los frutos de la pasión.
Esta primera presentación pública de la colección tiene como argumento principal la pintura y el lugar y el tiempo en el que se crea: Sevilla y la línea renovadora en sus diferentes etapas desde mediados de los años cincuenta del pasado siglo. Así, encontramos obras de aquellos artistas que aparecieron en torno al Club La Rábidaa mediados de los cincuenta, la primera generación que trató de desmarcarse de la senda oficial del arte sevillano después de la guerra civil. Carmen Laffón, Jaime Burguillos y Teresa Duclós pertenecen a ese momento inaugural del desarrollo del arte contemporáneo en Sevilla.
La segunda generación de la renovación sevillana, la de la pintura abstracta aparecida en la segunda mitad de los sesenta en la galería La Pasarelay desarrollada en los setenta fundamentalmente en la galería Juana de Aizpuru, está representada por Juan Suárez e Ignacio Tovar. Esta etapa, con el radical alejamiento de la línea oficial sevillana, acabaría creando un ámbito de cuestionamiento permanente de la creación artística, sentado las bases para la definitiva normalización del arte contemporáneo en Sevilla.
En los ochenta, la recuperación de la pintura en el ámbito internacional y la obra de los nuevos artistas figurativos (norteamericanos, neoexpresionistas alemanes y la transvanguardia italiana) tienen eco en Sevilla casi de inmediato. Patricio Cabrera y Antonio Sosa son buenos ejemplos.
La última etapa del arte sevillano coincide con el cambio de siglo. La atonía en la que había caído el panorama sevillano, siempre tan precario de medios e infraestructuras, donde sólo la galería Rafael Ortiz se mantenía en la brecha tras la desaparición en la ciudad de Juana de Aizpuru yla Máquina Española, se revitaliza con la aparición de jóvenes artistas y algunos espacios alternativos y dinámicos gestionados por jóvenes artistas como Sala de Estar. Miki Leal fue uno de los principales animadores de esta nueva generación.
Junto a todo esto, la colección no es un experimento frío realizado en el vacío, figuras muy establecidas en el panorama nacional con conexiones andaluzas y sevillanas: Guillermo Pérez Villalta y Chema Cobo.
Esta presentación de la colección se completa con Pablo Palazuelo, figura señera de la modernidad española y Vik Muniz, un artista brasileño residente en Nueva York de gran éxito internacional. Es una presencia limitada, pero indica apertura de miras, añade perspectivas inéditas a la exposición y permite una cierta contextualización de la misma.