Fecha: jueves 22 de junio de 2023
Hora: 22:30 h.
Lugar: Patio · CICUS (c/ Madre de Dios, 1)
Precio: 5€
Saltar sin red, desde la víscera poética de Lorca al expresionismo incómodo de Val del Omar. Colaboraciones con Rosario Toledo, Ángel Atienza, Raúl Cantizano, Pedro (Los Voluble) Jiménez… El gaditano Álvaro Romero es un incansable picaflor. Como el marica de Burroughs en mitad de una rave flamenca.
Su ansia caníbal por devorar conocimiento le delata: para este oriundo de El Puerto de Santa María, el arte es promiscuo por naturaleza. Aviador kamikaze en constante caída libre. Incómodo, aventurero, dinamitador de géneros, Romero es el Unabomber del flamenco 2.0, un experimentador nato llamado a desafiar prejuicios con la templanza de quien se considera hombre, mujer y voz al mismo tiempo.
Junto al productor malagueño Toni Martín, se han embarcado en un proyecto conjunto que ya arrancó lágrimas entre el público en su primera presentación oficial en Monkey Weekend. Partiendo de una rotunda base electrónica de herencia Warp y cuasi industrial y con sus cantes de flamenco tradicional apuntalados sobre letras de poetas homosexuales como el chileno Pedro Lemebel, RomeroMartín nos proponen un viaje de cráneo y sin freno por el abismo que separa al amor del odio.
SOBRE EL ARTISTA
Álvaro Romero (Romeromartín). Nacido en El Puerto de Santa María y afincado en Sevilla, donde se forma a partir de la escuela clásica flamenca con la que más tarde romperá, comienza a colaborar con las principales peñas del territorio andaluz, tanto como solista como acompañando a algunas de las principales figuras del panorama flamenco, tales como Andrés Marín, José Valencia, Belén Maya, Andrés Peña, Dorantes o Manuel Liñán. En compañía de ellos, pero también solo, recorre la geografía española, presentándose igualmente en países como Grecia, Alemania, República Checa, Inglaterra, Escocia, Italia, Noruega, Rusia, México, Canadá y Japón.
Álvaro Ramírez Romero decidió borrar su primer apellido para homenajear la herencia femenina de su madre. Así, rebautizado como Álvaro Romero, trasladó esta búsqueda identitaria a su propia voz, iniciando un camino de ruptura con la concepción tradicional del cante jondo reconvertido en herramienta de activismo.