Por ALMA CREMADES
Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el CICUS ha organizado junto con Assejazz y la Fundación SGAE un concierto de la banda 4 WOMEN QUINTET, grupo de jazz constituido por mujeres, contando con la presencia de Natalia Ruciero como voz, Virginia Moreno al clarinete y voces, Laura Domínguez tocando el piano y voces, Blanca Barranco con el contrabajo y voces y, por último, Lucía Martínez a la batería.
El pasado miércoles 4 de marzo en el auditorio del CICUS, estas cinco artistas presentaban su proyecto “Una historia de mujeres en el jazz”, un espectáculo musical que hace un recorrido por la historia del jazz desde una perspectiva femenina, recordando los trabajos de mujeres compositoras, letristas, instrumentistas, cantantes, arreglistas y directoras de orquesta que, en muchos casos, han tenido un papel determinante en el desarrollo del género. Con un recorrido cronológico, hablarían con sus piezas de los comienzos africanos, el swing, el blues, el Bebop…, pero siempre con el foco puesto sobre la importancia de la mujer en este paso del tiempo.
El concierto empezó con una pieza con orígenes africanos que ya cantaban las esclavas, siguiendo con el peso clave de las mujeres afroamericanas en el jazz. La parte más social se dio cuando las integrantes tocaron un blues transgresor de vodevil que abordaba el tema de la homosexualidad en una época bastante complicada y se posicionaba contra el racismo, entre muchas más campañas sociales. Tras esto, interpretaron temas de artistas como Alberta Hunter, hablando del maltrato hacia la pareja o de la compositora Ann Ronell y su “Willow Weep For Me”. Tampoco se olvidaron de Lillian Hardin que, por desgracia, fue más conocida por ser la mujer de Louis Armstrong que por su talento.
El espectáculo dio un salto hacia los locos años treinta, donde empieza a sonar el swing que mueve a la población deprimida por la crisis económica. Como referente usaron un tema de Abby Anderson que popularizó esta corriente. La banda no quería olvidarse de hablar del mundo masculinizado de los compositores, donde las mujeres tenían que seguir firmando temas con seudónimos. La música no paraba con canciones como “On the sunny side of the street” de Dorothy Fields o “Good morning heartache” de la conocida Billie Holiday.
Los tiempos modernos del jazz empezaron a tener presencia cuando los años 90 fueron los protagonistas de los próximos temas. Comenzaron con el disco homenaje de Sarah Vaughan, en concreto “The Best Is Yet to Come”. También fue un recuerdo mágico la versión que hicieron de “Anthropology” de la estadounidense Sheila Jordan. Los tonos modernos y creativos de Betty Carter también sonaron gracias a su “Tight”.
Justo antes del final, uno de los momentos más envolventes de toda la noche fue cuando la voz principal dejó espacio solo a los instrumentos para hacer una magnífica versión de «Walking by flashlight» de Maria Schneider, donde la directora de orquesta recordaba su infancia. Como no podía ser de otra forma, el colofón final fue el homenaje que rindieron a Nina Simone, interpretando una de sus canciones, «Four women», que habla de cuatro mujeres -una negra racializada, otra hija fruto de la violación, una prostituta y una mujer cabreada con todo- y da nombre al grupo.
Estas cinco mujeres dieron un espectáculo asombroso con la increíble voz de Natalia Ruciero y las 4 músicos que tele-transportaban al oyente con sus instrumentos. Sacarán un disco con nueve temas en julio de este año y, aparte de mostrarnos su innegable talento, ese día fueron unas referentes más de las muchas mujeres que han luchado para hacerse un hueco en la música, aunque nunca sean las protagonistas. Como denunciaron para finalizar, que no sea solo la semana del 8 de marzo cuando las salas estén llenas de mujeres cantando, sino que todo el año se les de voz, nunca mejor dicho.