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Melisa Calero, abducida por el baile

By ALMA CREMADES

El pasado 20 de febrero era otro jueves más que el CICUS trae en el proyecto AHORA! DANZA 2020 a artistas del mundo de la danza, esta vez a una representante local, nacida en Córdoba aunque ahora reside en Madrid. Se trata de Melisa Calero, una creadora, investigadora, bailaora y artista en mayúsculas, tras romper los límites preestablecidos del flamenco y la danza, haciendo una remezcla de sus piezas. Como ella ha contado, trabaja “desde el flamenco” para crear todo lo que le vaya haciendo sentir el cuerpo.

A las 20:30 h. de este día, presentaba en el auditorio del CICUS su nueva creación, Abducida. El nombre refleja totalmente el sentimiento que muestra Melisa Calero en la pieza de 17 minutos, ya que parece ser abducida por el baile, donde ella se convierte en un ser extraño como si fuese de otro mundo, queriendo hacer reflejo de la danza como superación, de como el baile ha conseguido ese alejamiento de las dificultades haciendo que algo entrase por su cuerpo y siguiese adelante.

El espectáculo comenzaba con una luz cenital donde solo se podía ver a la protagonista, con una actitud firme y enfundada en un traje negro “galáctico” bastante alejado de lo que se viene a la mente cuando se piensa en una bailaora flamenca. Sonaba una remezcla de canciones elegidas por la artista que tienen un mensaje claro, con el que incluso sin ningún movimiento se entendía lo que quería decir la protagonista, con temas relacionados con el baile o que hablan de la superación. Empezaba a sonar la banda sonora de Rocky, Maniac de Michael Sembello, el Sobreviviré de Mónica Naranjo en una versión flamenca, Bailando de Alaska o el clásico I”ve got the power. Mientras esta mezcla de canciones se reproducía, la artista iba haciendo pasos cada vez más rápidos, como una secuencia, en lo que parecía una invasión a su cuerpo como si fuese un robot. La velocidad de la música y el baile aumentaban, mientras Melisa Calero seguía mirando fijamente y sin mostrar ninguna emoción.

Tras esto, la pieza se torna y ya no hay música. Se produce un silencio que solo es interrumpido por la voz de la bailaora, que cuenta los pasos que estaba haciendo como si de un ensayo se tratase. Ya muestra emociones, pero parece que sigue encerrada en su mente repitiendo una y otra vez el baile que esta vez sí es flamenco, taconeando y deslizando sus manos.

Poco a poco el espectáculo va cogiendo más fuerza, con el fuerte sonido del tacón, para dar a paso a la parte final y más sentida de la obra. Mientras la protagonista está de rodillas con la mirada puesta al frente, empieza a sonar la voz de Marta Fernández Portillo y la música de fondo del grupo Mapache, para recitar el poema “Yo Canto”. Con los versos como melodía, la artista va bailando al ritmo de las palabras, en un poema que va desgarrando con el paso de las estrofas. Mientras suena en repetición la frase “desafino, vuelvo a repetirlo”, se van haciendo los movimientos una y otra vez con más ímpetu, a la vez que Calero va chillando la frase hasta que, tras un golpe final, termina el espectáculo al grito de “Yo bailo para reírme del rayo”.

Charla con Melisa Calero y Chloé Brulé

Como es habitual en el ciclo Ahora! Danza, tras la función hubo un coloquio con los protagonistas del espectáculo para hablar con el público de manera más cercana. Esta vez, se hacía en el bar recién inaugurado en las instalaciones, dando mucha más intimidad y familiaridad a la charla. Tanto Melisa Calero, como su imput en el proceso creativo Chloé Brulé, resolvieron las dudas de los asistentes y hablaron con una generosidad y amabilidad digna en cualquier artista.

La bailaora contó el porqué de la diferenciación de dos partes en el espectáculo, una mucho más rígida y otra más emocional. Según Calero, la primera fase es la que representa mejor el concepto de «Abducida», ya que el baile entra en su cuerpo dejándola en «estado catatónico», explicando que para ella es como «una decostrucción». Las canciones han sido elegidas por ella, ya que quería demostrar su supervivencia como artista (de ahí el Sobreviviré). El vestuario también elegido por ella, cree que le incorporaba más fuerza y era un guiño “más suyo”, haciendo algo a su manera.

Para el segundo momento, el flamenco empieza a surgir y con su taconeo y sus sonidos comienza a hacer la percusión ella misma en un silencio comentado ya antes. La artista señaló que pretendía demostrar el “poderío” con la poesía experimental, queriendo que el poema fuese en directo. Cuando justo antes del final se posa sobre unas líneas iluminadas en el suelo, cuenta que es un poco su agarre a la tierra, lo que le mantiene conectada.

Para finalizar habló de temas como la ruptura de los límites de cualquier danza, defendió poder hacer las cosas libremente y de la manera que cada uno quiera mientras hagan sentir, y nos explicó cómo trabaja con y desde el flamenco. Para ella no hace falta encasillarse, pues el lenguaje de la danza es universal.