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ÚLTIMO DÍA · EXPOSICIÓN · MEDIA HORA · PABLO BALBONTÍN

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MEDIA HORA

Exposición fotográfica de Pablo Balbontín

Sala EP1 del CICUS

Del 26 de enero  al 23 de marzo de 2017

De Lunes a viernes de 11 a 21 horas

 

Inauguración · 26 enero · 20h 

Con la presencia del autor, Pablo Balbontín y el director de Cultura y Patrimonio de la US, Luis Méndez.

Es necesario hablar de todo aquello que, dolorosa e injustamente, se ha establecido y acomodado en una sociedad donde el cinismo y la indiferencia lo permiten casi todo. Quiero denunciar el falso paternalismo que sigue manteniendo la desigualdad de género y me indigno ante la evidencia de cómo esto se lleva al extremo mientras apenas hacemos nada por detener esta barbaridad; millones de personas son retenidas anualmente para su explotación, de las cuales las mujeres y las niñas suponen el 75 por ciento de las que cada año acabarán sufriendo su explotación sexual bajo condiciones de esclavitud.

 

Celebro el trabajo de Pablo Balbontín porque actualmente el tener un espíritu crítico es una rareza. Hay ingenuos que prefieren pensar que lo que no les gusta no existe, otros que saben que existe pero si no lo ven ya no se sienten responsables de ello, y otros que lo ven pero simplemente lo justifican de mil maneras para auto convencerse de que “no será para tanto”. Esta doble moral y esta especie de consenso de indiferencia, impide toda crítica y renovación. Todos falsos, ciegos, sordos y mudos para no sentirnos responsables de las miserias de una sociedad donde ni siquiera los que se supone que son responsables de defenderla responden a sus compromisos éticos. Se mueve mucho dinero con el tráfico de esclavos y esclavas sexuales, sexo y dinero parecen justificarlo todo, por aberrante que sea.

 

Desde siempre me fijo con curiosidad en los clubs de carretera que uno se encuentra a cada paso en cualquier viaje en coche, letreros luminosos con letras medio caídas, falsos hoteles donde parece que no sucede nada; ¿quién no los ve, si forman parte del paisaje de carretera de este país? Sin embargo es una imagen tan integrada en nuestra retina que casi todo el mundo la obvia, como si fuera mejor no fijarse en eso. El problema surge cuando alguien se pregunta qué pasará ahí dentro y es consciente del drama que allí se oculta. Esos falsos hoteles existen porque tienen clientes, clientes que por supuesto, conocen la dolorosa realidad y la alimentan, pero no se responsabilizan de ella. Olvidamos que en la industria del sexo se trafica con seres humanos para satisfacer la demanda de los compradores, que son hombres en su mayoría. Tristemente los instintos de los consumidores y los intereses de los

mercaderes se sitúan otra vez por encima de la ética, de la justicia, de la conciencia.

Media Hora, nos muestra esto con la dureza y claridad de la luz del mediodía. En el instante de la sombra más corta, un zoom directo y descarado sobre algo que todos vemos y obviamos, la imagen diurna de una esclavitud consentida por la sociedad, esclavitud que encuentra impulso en la enorme demanda de cuerpos de mujeres, niñas y niños en la industria sexual, personas a quienes se les niegan los derechos y oportunidades. Pues aunque de día lo parezca, ese lugar solitario que ustedes y yo vemos con toda naturalidad a la luz del sol, ¡no está abandonado!

 

Me parece brillante la iniciativa de Pablo de mostrar este lado oscuro de la realidad a pleno sol, tal y como lo vemos todos a diario. Siempre me pregunto cómo es que nadie habla de esto si todo el mundo lo sabe. La resolución del trabajo es maestra, Media Hora requiere un extraordinario trabajo de campo, la elección del lugar entre los miles de Km. recorridos y la paciencia para encontrar la luz y el ángulo para un calibrado disparo en el “aquí y ahora”, con la Linhof Technika de placas, que revele la cruda realidad con el encuadre más sobrio e inteligente. Pero lo que más sorprende del trabajo es que el dramatismo implícito en este escenario no utilice más recursos que la arquitectura con sus “adornos” más externos y la luz del día. Precisamente el que las

protagonistas no estén abiertamente en la escena, las hace todavía más visibles; hay una claridad reveladora en las imágenes. No nos engañemos, igual que se nos muestra en MediaHora, ellas están aunque no las veamos, las víctimas suelen encontrarse aisladas de las redes sociales tradicionales y de los servicios gubernamentales. En muchos casos son las mismas políticas migratorias impulsadas por los gobiernos las causantes del problema, forzando a las mujeres y niñas a mantenerse en situación de clandestinidad.

 

Pablo Balbontín, con una mirada precisa, sin concesiones al adorno, nos hace encontrarnos frontalmente ante un problema de carácter global que atenta gravemente contra los derechos humanos, cuya base es la persistente desigualdad entre los sexos y la condición de subordinación de la mujer a escala mundial.

No sé si las mujeres somos suficientemente conscientes y con nosotras el resto de la sociedad, de cuánto tenemos que hacer todavía; no hemos llegado aún ni a la mitad del camino.

Pamen Pereira. Noviembre de 2016